Por más que le he dado vueltas a varios temas en los últimos meses, no encuentro respuestas… por el contrario cada vez hay más y más dudas sobre lo que en verdad le llena a la gente la mente, o que les interesa, lo que los hace felices.
Yo estaba convencida de que era feliz y si, me sentía muy serena cuando andaba hasta hace poco más de un mes con un ser diferente, con alguien que a pesar de ser distante y altamente reservado, me dejaba ver lo más dulce de su persona. Fui feliz aún cuando me faltaba seguridad e independencia, cada una por una dirección diferente.
Pero luego de abandonarnos por algo todavía incierto, me pregunto una y otra vez, ¿qué es eso que lo hace a uno sentirse pleno con alguien? ¿Por qué duele tanto separarse? Y a partir de esto, vuelto al cuestionario, ¿qué es lo que a uno lo hace feliz? ¿Qué es eso que lo llena a uno? ¿Dónde se siente el vacío cuando uno se aleja de los otros? ¿Cómo se solucionan esas preguntas? Y ¿quién le ayuda a uno?
Cuando se pasa por estas temporadas de tristeza, culpabilidad, rechazo, odio, desilusión y cuestionamientos uno no sabe ni que camino coger, todo lo ves gris, salir al trabajo no le hace feliz, salir con amigos apenas si mengua la avalancha de pensamientos y auto-recriminaciones, pero ¿felicidad? Eso es un desierto sin agua y sin mapa.
En todo caso, siempre hay que respirar profundo, no agotar la energía en pensamientos destructivos y sobre todo es importante olvidarse de las cosas que más nos molestan ya sea de nuestra persona o de los demás; reconocer el lado positivo de las personas a nuestro alrededor es reconfortante desde el punto en que recordamos las razones por las que en algún momento nos sentimos cómodos o felices a su lado.
Y finalmente, es muy útil realizar actividades artísticas, el canto, la danza, el yoga o el pilates nos ayudan a concentrar no solo energías, sino pensamientos en espacios más elevados de nuestra conciencia y nos hacen crecer como seres de valor espiritual y nos hacen emocionalmente fuertes.
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