sábado

Perdiendo la fe

Soy una colombiana nacida a mediados de los 80 que con algo de conciencia recuerda horrores de la violencia del narcotráfico, al pasar unos años y con un poco más de entendimiento aprendí sobre la existencia de los alzados en armas que en ésa misma época provocaban asesinatos, bombas y atentados por todas partes y no recibían ningún castigo.


Veinti tantos años después uno sigue escuchando y viendo a través de los medios de comunicación y los libros de decenas de autores, que relatan con detalle y sin pudor la forma como paramilitares, guerrilleros, bandas criminales, concejales, policías y ciudadanos del común asesinan despiadadamente, torturan, ultrajan y despojan a sus víctimas incluso de su dignidad que es lo único que un muerto se lleva.


Se ha hablado mucho de la educación, de la cultura ciudadana, de los propósitos y programas de
Gobierno que supuestamente harán que los colombianos salgan de pobres y encuentren empleos dignos, tengan viviendas de verdad en barrios con bajo riesgo a desastres naturales, vayan a terminar su estudios al menos secundarios y en lo posible se superen en el nivel de educación de modo que haya cada vez más profesionales con doctorados y maestrías.



Pero de qué sirve tanto buen propósito si en verdad estamos deshechos por dentro, si la violencia ha tenido más efecto en nuestras mentes que las palabras de los maestros en las aulas. O para la muestra traigan a sus mentes cuántos estudiantes de los que conocen, demuestran verdadera alegría cuando deben hacer tareas escolares o preparar exposiciones, parciales o trabajos de grado; cuántos desearían que el domingo en la noche pararán todos los relojes, el mundo se paralizara y no tuvieran que prepararse para ir a la escuela al día siguiente.


Cuántos de los que están inscritos en instituciones académicas van verdaderamente a estudiar y cuántos a hacer amistades o negocios (véase  http://m.eltiempo.com/justicia/venta-de-droga-cerca-a-colegios-tiene-en-alerta-a-las-autoridades/8304560 ). Y no sólo en la academia se ve la pérdida de la inversión; acaso un par de alcaldías en la capital ¿no han intentado hacer cultura ciudadana? no se supone que ¿todos debemos respetarnos? la actitud de algunos duró lo que duraron las administraciones mencionadas y hasta ahí, porque ni siquiera la campaña de Inteligencia Vial caló en los ciudadanos.




Desde mi perspectiva este es un país dañado y sin solución pronta, en verdad perdí la fe. Todas las luchas en contra de la viveza de unos (llámese corrupción) y la negligencia de otros,  han sido vacuas. Acaso las marchas de los colombianos para que liberen secuestrados ¿han tocado a los cabecillas de Farc, ELN, Autodefensas y todos los demás? Pues no.


A los ministros de defensa les quedó grande la tarea. Los militares de carrera y soldados bachilleres siguen muriéndose en las selvas y pueblos colombianos y la guerrilla sigue ahí; negociando, traficando, robando, secuestrando y todo eso con el apoyo de políticos corruptos que nosotros mismos hemos elegido, esos mismos políticos que compran conciencias con un tamal a cambio de votos y como pago al ciudadano crédulo le roban impuestos, aportes, esta y la otra vida.


Las Instituciones tienen tantos corruptos y fraudulentos colaboradores en sus nóminas, que ya no saben por dónde empezar a hacer auditorías, ni en quien confiar, porque todos se han vendido, todos tienen de una u otra forma las manos "untadas", todos, tiene rabo de paja.


Entonces, ¿por dónde empezar? a quién se le ocurre una propuesta o método en el que el colombiano se convierta en un ser consciente, modere sus modales, sea compasivo, respetuoso de su propio ser y por tanto del de los otros; una forma en la que podamos erradicar la corrupción la violencia el abuso; una fórmula con la que desde el más alto dignatario hasta el más humilde de los ciudadanos, entienda y coopere con la reconstrucción de una sociedad libre de verdad.


Hay quienes dicen que para reconstruir hay que destruir, pero ¿en todos estos años de guerra interna no nos hemos destruido lo suficiente? ¿hasta dónde hay que llegar? ¿por qué todos seguimos tan ciegos? Apelo a sus conciencias, a su inteligencia, a su sabiduría para encontrar un método aplicable a nuestra sociedad para que no sigamos perdiendo la fe, la fuerza, para que no nos convirtamos en entes sin sentimientos, ni futuro.

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