Hace
apenas tres semanas el presidente Santos decía sentirse públicamente orgulloso
de tener sangre boyacense corriéndole por las venas, hoy, luego de seis días de
parálisis en las vías de Boyacá, dice desconocer el paro nacional agrario.
Cómo
es posible que entreguen discursos con verdades a medias y que los colombianos
sigamos creyendo en esas mediocridades gubernamentales que por todos los puntos
cuentan lo que les conviene desinformando al resto del país, ¿cómo es que nos
acostumbramos a elegirlos para que nos opriman y menosprecien?.
Los
gobiernos colombianos en cabeza de los presidentes permitieron que poco a poco
se nos fueran arrebatando partes del territorio, Perú, Venezuela, Ecuador,
Panamá y ahora van por San Andrés islas ¿y nosotros seguimos sin decir nada al
respecto, acaso no es con nuestro
salario y nuestros impuestos que pagamos sus sueldos millonarios?
Tampoco
hemos dicho nada porque llevan manteniendo a miembros de las Farc desde hace 9
meses en la Habana con todas las comodidades posibles y dejando que estos
determinen que se debe y que no hacer con la dignidad de los colombianos, ¿no
son 50 años los que llevamos sufriendo sus desmanes, persecuciones, secuestros
y todo tipo de violencias?
Y
ahora cuando por fin estalla en los pobladores del área rural la desesperación
por la ruina, el abandono y la miseria que los obliga a cerrar carreteras a
manifestarse por la fuerza, porque por vías pacíficas no son escuchados;
entonces vienen a ser vándalos infiltrados que pelean por nada y que están
controlados.
No
es justo, no hay justicia en este país. Mientras un cotero de plaza de mercado
o de vereda en época de cosecha, se gana aproximadamente $13.200 por cargar 88
bultos a una tracto-mula en 5 horas, un congresista se gana aproximadamente
$694.000 pesos diarios por asistir ocasionalmente a reuniones en el recinto del
congreso y a veces llegan a dormir durante las sesiones, pero no es solo eso,
los honorables reciben subsidios para vivienda, primas de bienestar y salud,
esquema de seguridad, tiquetes nacionales e internacionales, vehículo blindado y
además servicio de telefonía celular con unos 900 minutos disponibles para su
consumo.
Cuando
un obrero colombiano tendrá tan siquiera un cuarto de tantos privilegios,
cuando entenderemos que ninguno de los que están en el poder va a mirar hacia
las parcelas de esos campesinos que hoy protestan regando sus productos en las
carreteras, de esos campesinos que viven de “la teta de la vaca” y que su única
posibilidad es cultivar el pan coger porque ya en la plaza al minorista, o sea
al campesino, no le compran.
No
es una protesta vacía y sin argumentos es necesario que se voltee a ver a
quienes han decidido ser fuertes y continuar labrando la tierra para traernos
productos frescos a la mesa, por quienes con las uñas siguen trabajando para
entregar más alimento y menos químicos, por esos que entregan deportistas,
alimentados con papas y frutas del trópico.
Exigir
mejores condiciones de vida para ellos, tecnificación del campo, de los
cultivos y permitir que vivan, no que sobrevivan, como seres humanos dignos;
dejar que regresen a sus tierras a arar, sembrar y cultivar; incentivar
economías fuertes que reconstruyan las practicas campesinas competitivas y por
que no industrializadas.
Pero
que hace falta, poner orden a este relajo de país que le ha quedado grande a
los gobernantes, cuando tienen el poder no lo usan y cuando se van se meten a
dirigir lo que o fueron capaces. Ahora es cuando, ahora es que debe demostrar
que defiende a su patria y a la sangre que le corre por las venas, ahora es
cuando usando su famosa diplomacia DEBE demostrar que gobierna, que tiene
capacidad suficiente para hacer y no para destruir, no para dejarse llevar al
redil sin chistar.
Ahora
es cuando ustedes campesinos y nosotros hijos de campesinos debemos exigir, no
parar, no ceder hasta conseguir que nuestros derechos, libertades y decisiones,
sean escuchadas, aplicadas y legisladas. Fuerza campesino, no infiltrado,
campesino labrador, recolector, lechero, cotero, camionero, almacenista,
propietario, empleado… Prudencia, paciencia y sabiduría·
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