Los colombianos nunca hemos sido
ajenos a la miseria. Si usted no la vive, por lo menos la ha visto caminar por
las calles y hasta seguramente le habrá regalado alguna moneda, pero sigue
siendo indiferente ante todo el mal que trae esa miseria a sus espaldas.
La desigualdad en Colombia tiene
unas dimensiones que no nos alcanzamos a imaginar cuando solo vivimos en las
capitales y buscamos ubicarnos en barrios medianamente tranquilos. Pero ¿acaso
se han fijado en esas escasas y rápidas imágenes que muestran los medios de la
pobreza y las casas palafíticas de alguna gente que vive en Buenaventura? ¿Han
visto cómo las construcciones son hechizas e instaladas sobre unas estacas que
ofrecen un panorama tan triste y miserable que da ira con la clase política de
este país?
¿Desde hace cuántos años nos
venimos quejando por la misma razón? Y entonces,
¿hemos recibido soluciones, respuestas o mejoras? Entre más productiva es la
tierra, más dinero se recibe por minería o por transporte e importaciones, más
pobre es la población que vive en esos sectores.
¿Cuánto dinero reciben los
departamentos y los municipios para invertir en los habitantes y en la calidad
de vida de los pueblos? ¿Cuánto de ese dinero se invierte en la gente? ¿En
dónde están los entes reguladores que solo se ocupan de la destitución de un
par de alcaldes por efecto de basuras y no por la degradación humana que sufren
los residentes de sus pueblos y ciudades que no tienen empleo, no consiguen lo
suficiente para el sostenimiento de sus hogares y se dedican entonces a servir
a los alzados en armas o a los narcotraficantes?
¿En dónde tienen la mente y el
corazón los dichosos gobernantes que se posesionan en los cargos públicos,
solamente para recibir los amables porcentajes que les arrojan los pocos
proyectos que ejecutan sus alcaldías y gobernaciones? ¿Acaso cuando hicieron
campaña no visitaron esas casuchas y sectores populares para pedirles el votico
y no se dieron cuenta de que viven en condiciones deplorables?, ¿no vieron que
la mayor cantidad de población son niños y mujeres que no van a la escuela,
tienen enfermedades y no tienen mayores posibilidades a futuro y que
seguramente muchos de ellos serán los sicarios y bandoleros de los próximos
años?
Al parecer lo único que importa
es posesionar en 268 infames que ganan y gastan del Estado colombiano lo que
les antoja y no sirven para solucionar nada. Es como si de las elecciones de
Presidente, alcalde y Gobernadores comiéramos los colombianos. Lo que
necesitamos no está en las urnas, está en la ejecución real de dineros que los
mismos habitantes de este país aportamos en impuestos y consumo.
Aquí el único modo de conseguir
visibilizar un desacuerdo de la población está en las revueltas, los paros y
las masacres, pues de otro modo no hay cámaras que volteen a ver, ni
periodistas que escarben en la población denuncias o quejas por maltrato, abuso
y olvido. La población en Colombia tiene un gran problema de reconocimiento, de
dignidad y de empleo.
Pues de no ser así, seguramente
no buscarían reemplazar a un asesinado o desaparecido teniendo tres hijos más.
Probablemente no lloraríamos, ni enterraríamos muertos, para luego demandar al
Estado y pedir indemnización por ello. Tampoco tendríamos tantos millones de
colombianos sin oportunidades que encuentran en las calles el modo de supervivencia
y que atacan a otros que un poco más afortunados consiguen algunas propiedades
que los primeros desean adquirir, así tengan que acabar con las vidas de los
segundos.
Algunos dirán que esta es una
retahíla de quejas que no tienen novedad, pero más que eso quiero que sea una
retahíla de preguntas a las que se les pueda dar una solución real. No es el
hecho de que nos prometan regalar 100 mil casas o que nos muestren resultados
DANE en los que visibilizan una falsa baja en el desempleo o aumento en la
percepción de seguridad de los ciudadanos.
Es que de verdad los que tienen
poder y orgullosamente se posesionaron en los cargos realicen las obras que le dan calidad vida a
la población, no solo parques públicos, sí educación escolar y social, sí
creación de empleo con protección, sí inclusión social y por supuesto los
ciudadanos deben comprometerse con Sí a trabajar honradamente, sí a comportarse
respetuosamente, sí a capacitarse, sí a construir mejoras en la calidad de vida
de las familias, los pueblos y las regiones. SÍ.
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