Sigo sin comprender por qué las
reformas tributarias, los impuestos al patrimonio y las valorizaciones y todo
cuanto ellos inventan para sacar beneficio de los ciudadanos y acabar definitivamente
con la clase media, no sale de las propiedades incautada a narcotraficantes y
paramilitares, por qué no le hacen reembolsar los dineros que los carruseles a
lo largo y ancho del país, se han robado de los mismos pagos que los ciudadanos
han pagado a las ciudades y departamentos; por qué no se ocupan de restarle un
poco los salarios a los congresistas, las tajadas de los gobernadores y alcaldes,
las comisiones a los constructores y a los concesionarios.
Los ciudadanos corrientes han
aprendido de los padres de la patria a evadir impuestos, es cierto, pero es
apenas justicia con la propia mano cuando cada año incrementan los precios de
los alimentos, insumos y materias primas; es lo que hacen para conseguir un
poco más de ingresos para sus hogares y empresas y recibir algo de beneficio
sin sentirse exprimido por los impuestos nacionales que nunca se ven reflejados
en inversiones duraderas, ni reales.
En las ciudades se pagan
valorizaciones e impuestos y a cambio no se recibe ni seguridad, ni buenas
vías, ni siquiera servicio de transporte público que alcance a cubrir las
necesidades de los habitantes, por el contrario lo que las personas hacen es
tratar de defenderse de las agresiones a las que se ven sometidas diariamente.
En la salud tampoco se ven
reflejados los pagos de impuestos, ni de seguridad social, las EPS se ocupan de
recibir ingresos y jamás se construyen clínicas ni hospitales para atender a la
cantidad de enfermos y agredidos callejeros que ya se han propagado por todas
las calles del país, los medicamentos que les entregan a los tratamientos,
cuando los hacen, son insignificantes o toca demandar para poder recibirlos,
los impuestos y aportes a la salud nunca aparecen.
Y ni hablemos de las carreteras,
pues se pagan peajes carísimos y en pocas vías del país se ve realmente el
trabajo de ampliación, dobles calzadas, seguridad vial o control de
piratería; es como si las concesiones viales
solo se ocuparan de construir las casetas de cobro y nada más. Se paga impuesto
de rodamiento, retenciones de ica y fuente en cada ciudad, a las empresas por
entregar carga, a las empresas por recibir la carga, a los policías cuando
extorsionan y en fin a todo cuanto se atraviese por la carretera, pero de todos
esos pagos, nada se refleja en las vías que cada invierno de deslizan y sufre desprendimientos
de la banca que obliga a hacer cierres y tomar alternativas más largas, costosas
y tediosas, por supuesto cargadas al bolsillo de los colombianos.
No es justo que mientras algunos
consignan sus beneficios extra-salariales en islas Caimán, los otros nos veamos
sometidos a pagar más impuestos, aportes, o como quieran llamarle, al Estado
con el fin de sostener los caprichos de los carruseles y los pagos ilimitados
de las construcciones de obras que nunca terminan en Colombia.
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