El
exceso de tráfico es un tema que le quedó grande a la administración Distrital de
Bogotá, uno sabe a quién se le debe reclamar, porque todos se tiran la pelota y
al final ninguno hace nada para solucionarlo.
Es
clarísimo que el trancón no lo hace el Alcalde, lo hacen los ciudadanos cuando
se pasan los semáforos en rojo, giran por donde no es, parquean en la vía,
cuando los taxistas frenen en seco así sea en la mitad de la calle para recoger
a los pasajeros, cuando los peatones se pasan por el piso teniendo sobre sus
cabezas los puentes que salvan vidas y en fin, una enorme cantidad de fallas
que cometen los colombianos en las vías.
Es
sumamente complicado quitar las malas costumbres, pero así como es
impajaritable educar a los transeúntes y sobre todo a los conductores también
es necesario que las autoridades se pongan en cintura y trabajen internamente
en sus comportamientos que son los primeros que le patrocinan la desfachatez y sinvergüencería de los caminantes y conductores.
Con
lo anterior me refiero a que no se queden solamente en exigencias burocráticas
y exprimideras de bolsillos aquellos trámites como revisión tecnicomecánica, revisión de Sijín, Dijín y todas las demás que pasan felizmente con un billete ubicado
en las llaves del vehículo que se va a revisar, en los Centros de Diagnóstico
Automotor.
Es muy lamentable que las mismas autoridades se dejen comprar y permitan
que los accidentes en las vías sucedan sin sentir el más mínimo remordimiento
por hacer mal su trabajo. Es desvergonzado que los colombianos nos hayamos
acostumbrado a saltarnos las normas en la vía si no hay un policía en cada
esquina.
Es
además muy triste que los policías se presten para realizar comparendos y
multen a todo aquel que no ofrezca “para la gaseosa”, camuflado entre los
documentos del vehículo cuando se los entregan al agente de tránsito.
No
podemos quejarnos cuando nosotros mismos creamos la corrupción en las calles y
en las carreteras. No exijamos soluciones cuando ni siquiera estamos dispuestos
a ceder el paso a los pocos que usan las direccionales en las calles. No se
despeluque cuando lo cierren, se le atraviesen o se coman el semáforo, si usted
no ha cooperado y acatado las reglas de conducción y ha realizado las mismas
maniobras sin conciencia y sin recato.
La
solución si puede empezar en sus manos, conozca los reglamentos de la vía tanto
como peatón, ciclista, motociclista, conductor o taxista. Respete la vía de los
otros y sobre todo asuma que vive en comunidad y que todos sin excepción tienen
derecho a usar las calles de este país.
Por:
Yenny Rodríguez Martínez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario